sábado, 30 de abril de 2011

Regalo de los cielos, rumbo a El Peñón, Catamarca, Argentina

Y el cielo de Catamarca no nos iba a defraudar, fueron quince o veinte minutos en que los cambios pasaban como fotos proyectadas a intervalos de treinta segundos, fueron minutos del más puro éxtasis, a partir de aquí la noche sería bienvenida.

La tarde cae sobre el Abra del Diablo, Catamarca, Argentina

Las 19hs nos encuentran ya recorriendo los tramos finales del Abra del Diablo, tierra de rojos y precipicios que pueden convertirse en mortales ante el mínimo error, ya pasó el zigzag y sólo queda el color del amo de las tinieblas al fondo, avanzamos hacia un anochecer con nubes que pronto darán su espectáculo, único, con una coreografía irrepetible.

La montaña que explota de rojo, Las Quínuas, Catamarca, Argentina

Una perturbadora visión de una montaña, que parece haber sufrido una explosión que dejó al descubierto su entraña roja, brillante. Son las 17hs y nos restan casi 150km de incierto camino por recorrer hasta Antofagasta, la noche nos absorberá seguramente a unos 100km del destino final, El Peñón.

Las Quínuas, Catamarca, Argentina

Trescientos metros de fondo, por cien de frente de verde valle, en medio de un desierto flanqueado por una montaña que se desgrana en rojo, que son esos lugares, son verdaderas islas de la fantasía, oasis regalo de algún curso de agua subterránea

Dos caminos, un destino, rumbo a Las Quinuas, Catamarca, Argentina

Creo que es la toma que mejor resume el carácter de despojada belleza que transmite la travesía

Montaña roja a la salida de Vega de Botijuela, Catamarca, Argentina

Como si fuera poco a la salida del Universo paralelo construído por NN, casi en su patio trasero, aparece una montaña roja, descontextualizada, pero bella e intrigante como todo aquel sitio sacado de un cuento fantástico.

Pileta excavada a mano en la montaña, Vega de Botijuela, Catamarca, Argentina

No dío para el baño completo, pero sí para una remojada de piés, relajante, desconcertante, quién era ese enigmático hombrecito gris dueño de una pileta y un géiser, no pude enterarme, pero si felicitarlo porque se creó un habitat envidiable, un verdadero lugar en el mundo.

Baño del Inka, Vega de Botijuela, Catamarca, Argentina

David y el único habitante de esa montaña con géiser, canal de agua caliente y pileta climatizada con vista al paisaje infinito, una visión para concebir la versión bizarra de la famosa obra de Saint Exupery.

Pileta de agua termal, Vega de Botijuela, Catamarca, Argentina

Cuando creíamos que la aventura se terminaba abruptamente, en medio de una vega pantanosa, extraída de una crónica más cercana al Pantanal Mattogrocence, que a la Puna, apareció de la nada un hombrecito que en un idioma indescifrable nos condujo por huellas que sólo el veía, hacia la cima de una montaña, cuasi mágica que contenía una pileta de agua cálida y sulfurosa, tallada por él, una especie de principito en total estado de ebriedad y genialidad.

La Vega de Botijuela se descubre ante nuestros ojos, Catamarca, Argentina

Si, el verde todavía existe, por momentos creés que una policromía diferente se apoderó del mundo y que por decreto celestial abolió el verde, bueno por suerte eso no pasó y un tímido verdor de vega se abría paso ante nuestros ojos llenos de grises, el caminito sigue siendo sólo eso, sólo un caminito, una huellita apenas visible en la piedra.

jueves, 28 de abril de 2011

Rumbo a Las Quinuas, Catamarca, Argentina

Una colada morada, un desierto morado, muchos grises, un salar profundamente blanco, un camino conservado gracias al aporte de la minería, rumbo a Botijuela y Las Quinuas, dos incógnitas a revelarse

miércoles, 27 de abril de 2011

Callecita, Antofalla, Catamarca, Argentina

Callecita en silencio que pronto sería quebrado cuando la Comunidad descubrió que unos extraños viajeros deambulaban por entre ellas en busca de historias sobre pueblitos en silencio

domingo, 24 de abril de 2011

Comunidad Inka-Atacameña de Antofalla, Catamarca, Argentina

En verdad ese es el nombre exacto, de la ahora Comunidad, regida por un Cacique, y con la propiedad de sus tierras a nombre del emprendimiento. Al llegar tienes que registrarte, y aclarar a que vienes en una dependencia nueva construída con regalías mineras, en nuestro caso no hizo falta ya que mi guía tiene familia en Antofalla. Nuestra llegada fue un acontecimiento, el Cacique, los delegados, el maestro, la directora, los chicos de la escuela nueva, vecinos, con todos tuvimos palabras, muchas de ellas emotivas, es un acontecimiento recíproco, quienes pasan por allí siempre llevan material para el cole o la salita, y la gente te espera con un buen asado, buenas historias, muchas preguntas y una calidez impensada en una ciudad de escala mayor. 

El Archibarca, el camino y el corte, Catamarca, Argentina

Una constante en ésta zona de caminos inciertos son las cortadas, huellas que salen del trazo principal y que por lo general acortan camino con una geometría más recta, por lo general, porque a veces son huellas mineras que te conducen a parajes desconocidos. Sinceramente no son lugares para largarse sólo así vaya uno bien equipado, hasta aquí mucha invocación a la Pacha, que pareciera tenernos bajo su protección.

Destino, Antofalla, Catamarca, Argentina

Hoy Antofalla, debe ser uno de los pueblitos más aislados respecto de un centro importante en todo el NO, antes lo era Antofagasta, pero la pavimentación de la RP43, y el servicio de transporte que lo liga a Belén y Catamarca, revirtieron esa situación, pero Antofalla, queda lejos de todo, y llegar a veces se torna una aventura. Aquí avanzamos desde Tolar Grande vía el Cono de Arita, por un tramo de camino bueno, pero es la excepción, en general son huellas con serrucho que te despegan los riñones de su lugar y te los ubican junto a los omóplatos.

sábado, 23 de abril de 2011

Paisaje de colores, límite Salta-Catamarca, Argentina

La huella en algún momento cruzará la frontera interprovincial, y nosotros empezaremos un nuevo capítulo que duraría cuatro días si todo va bien, pasaron Jujuy y Salta con todos sus esplendores de geografías y abandonos.

Solitaria bandera al viento frente a Mina Arita, Salta, Argentina

Una desgarrada bandera frente al emprendimiento minero Arita, nada, simplemente una bandera peleando contra el viento, nada, pero cuesta tragar saliva.

El Cono de Arita, Salar de Arizaro, Salta, Argentina

Muestra al Arita iluminado por el sol del E, recordar que viniendo desde Tolar Grande la ruta toma la cara O del cono, por lo tanto a la mañana temprano se torna difícil su fotografía.

El Cono de Arita, Salta, Argentina

Costó seleccionar dos fotos entre todas las sacadas a ésta belleza natural, para tener en cuenta, quizás la mejor hora para visitarlo sea por la tarde, tipo cinco, a no ser que uno siga viaje a Catamarca por el medio de la nada total, y pueda rodearlo, éste fue enuestro caso, la toma muestra la cara iluminada al E. Así comienza el cuarto día de travesía que nos tendría que depositar a alguna hora de ya entrada la noche en El Peñón (Catamarca), vía Antofalla, Botijuela, Las Quinuas, Quebrada del Diablo y Antofagasta de la Sierra, la españolita del GPS, ni siquiera se presentó a trabajar, total dejó grabado el mensaje "recalculando" que va a sonar 100000 veces por lo menos.

Salar de Arizaro, Salta, Argentina

El salar rojo en todo su esplendor, final de día agitado, sólo queda el túnel del hombre muerto, son las 18, doce horas de marcha, cansancio, historias, millones de imágenes, creo que no caben más, se llenó el disco, lástima porque el túnel tiene un hermoso camino de acceso entre montañas rojas de formas insólitas, habrá otra oportunidad de recorrerlo con más detenimiento.

Bomba de agua, Estación abandonada de Caipe, Salta, Argentina

Pasando la tumba del Alemán muerto, el camino trepa junto a la vía hasta los 4430m en la estación Chuculaqui, abandonadísima, para luego seguir por la cornisa bordeando al Salar de Arizaro, hasta alcanzar el pueblo fantasma de Caipe, punto estratégico del cual partía la carga de azufre de Mina Julia, hacia los puertos de los océanos Pacífico y Atlántico. Hoy sólo se utiliza ésta bomba de agua que llena tanques de las empresas mineras, supongo que con el permiso de alguna autoridad competente, ya que si hay un bien preciado en la zona es el agua, y durante la noche, lo pude observar camino a La Casualidad, las luces de los camiones trepando la cuesta que lleva al pueblito parecían dotar al lugar de un movimiento inimaginable.

La tumba del Alemán muerto, RP163, Salta, Argentina

Entre la Quebrada del Agua y Chuculaqui, en la márgen izquierda del camino se encuentra ésta solitaria tumba, que como era de esperar tiene una fascinante historia. Unos años por detrás del 30 un buque atracó en el puerto de Buenos Aires y como es costumbre, la tripulación bajó a tierra. Dos de ellos, vaya a saber por qué motivos, se atrasaron y perdieron el barco, que del Rio de la Plata continuaba viaje hacia el S para dar vuelta por el Cabo de Hornos para atracar luego en Valparaíso y Antofagasta. Esta navegación demandaba naturalmente varias semanas, desesperados, los dos marineros optaron por cortar camino y atajar su nave en Antofagasta. Tomaron el tren de Retiro a Tucumán, continuaron a Salta, y de allí ascendieron a un convoy que los acercaría al límite con Chile. Por ese entonces la punta de rieles de la construcción llegaba hasta un poco más allá de Olacapato, aunque desde allí resultaba posible avanzar un poco más usando los medios que tenian a su disposición los obreros de la construcción del C14. Llegado hasta Caipe el solitario viajero (que tal vez fueron dos, no se sabe a ciencia cierta) decidió seguir como fuera. Vanas fueron las advertencias de quienes conocían la Puna. El hecho es que, tras caminar un buen trecho, nuestro hombre de traje y valija, sucumbió al intenso frío, la falta de alimentos y agua. Su cuerpo fue hallado por algunos miembros de la familia Alegre, que residía un tiempo en la ciudad de Salta y un tiempo en la Quebrada del Agua. En el el bolsillo de su ropa encontraron una carta, dirigida a su madre, de ahí se supo que se llamaba Karl Wilmer y que tenía 28 años de edad. Los Alegre lo inhumaron, colocaron una cruz, y en años posteriores nunca dejaron de llevar cada tanto algunas flores de papel hasta aquella solitaria sepultura, que conserva un cristalito en donde se adivina una foto casi imperceptible.

La Laguna y el Volcán Socompa, RP163, Salta, Argentina

La Laguna y el Volcán son los últimos puntos recorridos, antes de emprender la vuelta hacia Tolar, son más de las 14hs, y el viento se ha tornado casi una hora más fuerte. Verdaderamente han sido muchas emociones fuertes para un sólo dia de marcha, y todavía algo queda.

La máquina desbarrancada, ramal C14, Quebrada del Agua, Salta, Argentina

La madrugada de un congelado 31 de agosto fue el momento para que ésta formación y sus tres ocupantes, dejaran la insegura vía y cual pájaro de fin de invierno, emprendieran un viaje hacia una eternidad.
El año exacto no pude obtenerlo 1996,1997, el día y el momento sí. Hoy hacen ya 9 años que al tren de cargas no circula por éstas vías, ocacionalmente alguno según pobladores de Pocitos, pero en verdad creo que se trata del fantasma de éste, intentando una y otra vez superar esa helada curva en la madrugada de ese fin de invierno, a menos de 25km de su punto de llegada.  

Vagones descarrilados, ramal C14, Quebrada del Agua, Salta, Argentina

Cuatro de los once vagones más la máquina involucrados en la caída. El accidente ocurrió pocos kilómetros antes de la estación Quebrada del Agua, penúltima del recorrido, anterior a Socompa, a 3800m de altura.

Descarrilamiento en el C14, Salta, Argentina

Vistos así son como juguetes a escala, puestos al azar sobre una montañita de tierra, y que daría uno para que la historia sea esa, sólo como un juego de niños, generamos un gran accidente, hacemos ruidos estrámboticos, contemplamos la escena diez segundos, y volvemos a poner los vagoncitos en la vía, como si nada hubiera pasado, cuanto daría uno para volver los vagoncitos a la vía como si nada hubiera pasado.

Descarrilamiento en el C14, Salta, Argentina

Una visión un poco más próxima al conjunto que alcanza valor simbólico de monumento a lo heroico que significa transitar, vivir o morir en éstos sitios

Huella hacia el descarrilamiento en el C14, Salta, Argentina

14hs, hora oficial del incio de las actividades del viento, viento que iba a complicar una posible subida, la utilización del zoom , o el simple contemplar con recogimiento ese santuario de almas y vagones, se conjugaban en un sólo sitio varias de mis pasiones, los trenes y en especial nuestro C14, la vastedad de la Puna, las histórias trágicas y heróicas, los lugares de difícil acceso, demasiadas sensaciones para manejar en medio del reino del viento, avanzaremos hasta donde se pueda, descartando el trepar con la camioneta o a pié, descartando por éste viaje, puesto que la idea de accederlo desde arriba ronda por mi cabeza hace rato.

Huella hacia la nada, en algún lugar de la Puna Salteña, Argentina

Les puedo asegurar que tras cada subida, una incertidumbre se apoderaba de piloto y acompañante, que se divisaría desde la cúspide?, más huella, otro salar, alguna laguna de color inexplicable, guanacos, un volcán que no figura en los mapas o simplemente más de nada, esa nada que contagia, que uno no quiere que termine nunca, esa sensación de vacío, de amplitud absoluta.

Todos los caminos conducen al Llullaillaco, Salta, Argentina

Habiendo dejado la fascinante experiencia de La Casualidad y Julia, teníamos por delante la Quebrada del Agua y su descarrilamiento, en el medio caminos inciertos, huellas múltiples, un GPS desorientado, con una españolita que se la pasaba recalculando, así son los caminos en la Puna, o mejor dicho, asi son los no caminos de la Puna, pasamos la sublime visión del Llullaillaco y la inevitable referencia a los niños ofrendados en su cumbre imposible, su desierto de piedra, su salar, la bajada por cortes a 45º con la camioneta de costado, deslizándose casi a voluntad, la RP163 y un campo amarillo, y una pequeña huella a mano derecha que nos llevaría a nuestro próximo destino.

viernes, 22 de abril de 2011

Instalaciones abandonadas, Mina Julia, Salta, Argentina

Todavía se pudo subir un poquito más hasta las instalaciones destruídas de las plantas de acopio y transporte, 5305m fue la marca más alta del recorrido, y la verdad fue suficiente, el frío era punzante, el viento tremendo, pero la satisfacción por el haber llegado era mayor, a partir de aquí todo era cuesta abajo, pero no por las espectativas de lo que quedaba de travesía, que eran muchas.

Cerro Lastarria, o la Montaña de azufre, Mina Julia, Salta, Argentina

El GPS señalaba 5225m, el viento amenazaba con remontarte por los aires cordilleranos, pero nada importaba, la Julia estaba ahisito nomás, lástima que el cerro tuvo desmoronamientos y hacía imposible subir con la camioneta hasta los 5600, ya que dar vuelta en el camino es suicidio seguro, no importa, Julia estaba ahí.

La Montaña de Azufre, Mina Julia, Salta, Argentina

La visión de ese contraste me lo venía imaginando por el camino, quería un cielo bién negro y un amarillo brillante, y apareció , lástima los 5050m que tornaban difícil el desplazamiento, sobre todo si uno intentaba trepar para ver más arriba, ver más amarillo, el olor característico al azufre impregna el paisaje
penetra por la garganta y hace picar los ojos, pero nada importa, falta poquito.

Aparece la montaña de azufre, rumbo a Mina Julia, Salta, Argentina

El cielo se torna negro gracias al polarizador, resaltando aún más el amarillo de azufre, los 4900m comienzan a sentirse, pero la magnificencia del paisaje puede más que cualquier síntoma de mal de altura, cada curva depara un nuevo y mejorado punto de vista que amerita una toma diferente.

Paisaje rumbo a Mina Julia, Salta, Argentina

Dejamos atrás ese monumento al olvido llamado La Casualidad, para recorrer los 25km que nos separan de la montaña de azufre, 1100m más arriba, precipicios feroces, tensos cables del carril que se interponen en el estrechísimo caminito, que obligan a uno a pararse con todo su peso sobre ellos para que pueda cruzar la camioneta, curiosas figuras que parecen deslizarse por sobre una alfombra de tonos terrosos, altísimas torres que se yerguen huérfanas, sin sentido, 25km de sorprendentes imágenes, únicas, sin comparación.

El sol colándose en medio de la destrucción, La Casualidad, Salta, Argentina

El sol invadió las ruinas, fabricó profundas luces y sombras que como en un escenario ayudan para entender una trágica puesta en escena, sirva éste pequeñísimo documento como homenaje a esa gente gigante, oculta y distante que en los 40 y los 50 forjó una próspera comunidad a base de esfuerzos fenomenales, y de la que hoy no queda nada con vida.

Instalaciones abandonadas, La Casualidad, Salta, Argentina

Ya vimos el estado de las viviendas, ahora imáginense que le ocurrió a las instalaciones en donde habían máquinas o vehículos, sí correcto, scorched earth, con responsabilidad que recae en algunos casos en los propietarios de emprendimientos mineros vecinos que se han apropiado de los equipos pesados, todo apena, por lo que fue, por lo que podría ser, por la gente que dio su vida en condiciones inhumanas, nada importa estando tan lejos.

Calle interna, La Casualidad, Salta, Argentina

Se robaron los techos, los pisos, las cañerías, los sanitarios, el mobiliario, los secretos, las historias y hasta los fantasmas que merodeaban por las noches de negritud infinita, pero bué queda tan lejos, lo conoce tan poca gente, no llegó En el Camino, no existe.

Casita con vista a la desidia, La Casualidad, Salta, Argentina

Desde cualquier calle interna, a través de cualquier vano de puerta o ventana se vé sólo destrucción inflijida por el hombre, no hubo desastre natural alguno, sólo cultural, más grave aún

La Casualidad y el rastro de azufre, Salta, Argentina

Una panorámica con la capilla, los bloques de viviendas y el caminito de azufre inmortalizado sobre la montaña

Cementerio de La Casualidad, Salta, Argentina

Antes de divisar el pueblo fantasma, aparece en escena el cementerio fantasma, sobre una colina profundamente gris, la soledad que se vislumbra desgarra, como así el imaginarse causas posibles que llevaron a quienes hoy habitan el campo santo a tal circunstancia, 4200m de altura, 30 grados bajo cero en invierno, 476 de presión atmosférica, días de marcha a lomo de mula para arribar al lugar de trabajo, del viento ni hablar, no habría palabra para describirlo, y una veta de azufre que se encuentra aún entre 1100 y 1600m más alta todavía.

Paisaje rumbo a La Casualidad, Salta, Argentina

El tercer día de travesía, nos encontró en camino para llegar hasta el pueblo de La Casualidad y la Mina Julia, precisamente en la foto se puede divisar la famosa línea de azufre que dejaban las vagonetas en su viaje desde la montaña amarilla hasta la planta de procesamiento ubicada 1100m más abajo, el hecho que ese tramo de la RN27, en su momento se hayan asfaltado los 60km que la separan de la estación de FC de Caipe, siendo el único tramo paviemntado en toda la Puna, habla a las claras de la importancia del emprendimiento minero, deshabitado y desguazado hasta lo inimaginable desde 1976, hoy se lo encuentra como un verdadero pueblo fantasma en medio de un paisaje de violenta belleza.

El verdadero origen del Fut-Sal, Tolar Grande, Salta, Argentina

Si creían que en materia de superficies habián visto todo lo posible, agreguen un salar bien irregular, duro y filoso como un extremo posible para la práctica del fútbol.

Hay vida fuera?, interior del galpón de máquinas, Tolar Grande, Salta, Argentina

Extraña situación, dentro del enorme galpón, parecía como si todo iba a derrumbarse por acción del fortísimo viento que hacía crujir los portones y la estructura del techo, más el silbido que se filtraba por los vidrios rotos, afuera aparente calma, sol, un celeste que invitaba al paseo, pero nó, dentro y a pesar del crepitar estruendoso de la enorme estructura, la temperatura estaba agradable y el viento sólo se colaba cerca de los siempre abiertos portones, el exterior, invivible

El último tren a ninguna parte, Tolar Grande, Salta, Argentina

Aquel solitario vagón, quedó en Tolar como mudo testigo de un tiempo pasado que sólo vive en los libros de historia, caminar por entre medio de esos espacios grandes, en medio de un total abandono se torna una experiencia motivante.

Ojo de mar, Tolar Grande, Salta, Argentina

Pocos kilómetros antes de arribar al Tolar, nos encontramos con unos pequeños ojos profúndamente azules y turquesas, plagados de estrematolitos, la bacteria originaria de la vida terrestre, con un nivel de contaminación casi nulo.

El Valle de los Sueños, Salta, Argentina

Rojo, azul y unas gotitas de blanco, sinceramente uno queda atrapado dentro de éste paisaje, quiere salirse del camino para explorar, subirse a éstas pequeñas montañas para descubrir que hay en el más allá.

El Valle de los Sueños, RP27, Salta, Argentina

Pasado el cruce de vías, el salar de Pocitos se torna rojizo, señal que estamos por arribar a un mundo de fantasía hipnótica llamada Valle de los Sueños, quebrada del Diablo, o simplemente un paisaje extraído de las crónicas marcianas de Bradbury, montañas rojas, talladas por el agua y el viento que resopla durante las 25 horas del día, rojo sanguíneo, algún gris, blanco sal, mucho cielo y nada, pero nada de verde.

Que pasará primero el tren o el cole?, RP27, Salar de Pocitos, Salta, Argentina

Se imaginan si alguien tuviera esa duda existencial en medio de éste hermoso cruce en forma de perfecta V, irremediablemente moriría como el alemán de Caipe, el del túnel de Tolar, o como el que le brindó su recuerdo al Salar, ya que salvo algún viajero aventurero, o algún vehículo oficial de Tolar, nadie anda por ahí, sólo el viento mezclado con sal recorre esas tierras infinitas. 

Capillita, Tipán, Salta, Argentina

Primera foto del tramo Salta, Tipán son 3 casitas de la misma familia, más una iglesia distante a más de 1km al S de las viviendas, en realidad el valor arquitectónico, histórico o paisajístico del edificio es bajo, tiene de válido el hecho del aislamiento, y un extraño cono de luz a la izquierda de la imágen, similar al que le dibujan a las estampas de algún Santito queriendo significar una iluminación divina, o si somos más bizarros a los rayos disparados por las naves espaciales de las clase Z en los 50 y 60, cuando intentaban la abducción de algún terrícola. No vengan por mí creo que son del espacio exterior.